NOSTALGIA

Se levanta un 15 de diciembre después de haber habitado la ciudad por cuatrocientos cincuenta y un días. Hace un momento se despedía de sus seres queridos. Se dirige al corazón de Madrid, va a desayunar por primera y ultima vez en la Puerta del Sol. Camina unos pasos por la Gran Vía mientras escucha una de sus canciones favoritas. Usted observa como la ciudad le habla. No le queda más que escuchar atento con sus dos pupilas. Tiene demasiado equipaje y la impresión de que olvida algo(siempre se cree que se olvida algo). Ojalá pudiera llevarse una semilla de Madrid y germinarla en algún metro cuadrado de la Ciudad de México. Se dirige al aeropuerto, el bus no se demora, se forma en la cola para documentar su equipaje. Desde la fila ya se siente en su país, hace un par de llamadas para despedirse de los que no pudo (siempre hay tiempo, solo que no siempre lo organiza bien), aborda el avión, descubre que su compañera de viaje es una chica de piel morena, nariz fina y ojos grandes. Sabe que dispone de diez horas para convencerla de algo que todavía no piensa bien. Conversan, la chica se impresiona a ratos. Es guapísima… Aterriza.

Todo ha cambiado. Percibe un grado de desorganización en el sistema, el equipaje tarda muchísimo, la gente infringe hasta en las regalas más elementales, eso sí, todos son muy amables. El año que estuvo fuera se traduce en un shock cultural, ya no ve su país con los mismos ojos. Lo primero que hizo fuera del aeropuerto fue instalarse en la playa. Es usted un afortunado, un privilegiado. Despierta y descubre que su mejor amiga le ha enviado un texto titulado “el día de la mandarina” que no son más que los mejores recuerdos de su amistad con ella, continúa leyendo y con cada frase su mente tiene un flash back, le están dando ganas de llorar.

Finalmente, usted ha re descubierto el significado de nostalgia. Desde ahora, cada que recuerde Madrid, su memoria le dibujará una sonrisa en el rostro.