VOLAR

Pablo Hernandez
2 min readFeb 6, 2024

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Al día siguiente volé por primera vez. Me encontraba en esta Torre de Babel que cada ciudad tiene y en la que, para hablar con alguien, es más importante no llevar prisa que hablar el mismo idioma. Pedro Collares tenía una jarana en sus manos, iba con tiempo de sobra. Intercambiamos algunas ideas. Emprendimos el vuelo uno detrás del otro, aterrizamos. Le ganamos una hora al reloj. En esta nueva ciudad tenía que lograr que los minutos y las energías cupieran en las páginas de un mapa escrito en prosa.

Comencé la travesía visitando por casualidad el hospital donde Pessoa quedó inmortalizado y fue Fernando, quien me ayudó a dirigir mis pasos hacia la Rua de Franqueiros, lugar donde él mismo sugiere a sus lectores se hospeden en la saudade. Dejé mi equipaje y tomé la avenida de Madalena hasta llegar a la página 27, la Plaça du Comercio. Un cuadrado gigantesco, (de los más grandes que tiene este continente) delimitado en 3 de sus lados por edificios y el cuarto por el Tajo. Este último me inundó de auténticas ganas de hacer música. Comencé a tocar y un finlandés fue mi primer oyente, el hombre alto y delgado que parecía extraviado me dio un billete a cambio de una melodía, aún no decido en qué gastar ese dinero. Los párrafos y los arpeggios seguían transcurriendo en la Plaça mientras yo capturaba ese y varios otros momentos en la memoria, algunos más con el lente de mi cámara. Hasta ese momento había escuchando poco a la gente de Lisboa, tenía que cobrar un tiro libre que lograra superar la barrera del lenguaje. No fue hasta la hora de la comida, cuando el idioma anglosajón me regaló una pincelada: “it’s not a gift, it’s because you are a woman and I am a man” le dijo un caballero a la mujer cansada sentada a su lado después de invitarle un café. Me hubiese gustado escuchar más, pero el hombre partió apresurado. La lluvia de la tarde volvió más frágil el papel, preferí no leer más. Mi día duró 35 páginas, 7 fotos y varias canciones. Ahora sé qué hay personas que vuelan y otras que solo se abrochan el cinturón cuando se suben a un avión.

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Pablo Hernandez

Director técnico. Músico aficionado. La comunicación lo es todo.